La joven superestrella Daniel Radcliffe, quien interpreta al intrépido y astuto Harry en las aventuras de Harry Potter, creció dentro de la comunidad artística de la mano de sus padres actores y de toda una comunidad en la que la homosexualidad no era ese secreto a voces que parecía ser para el resto del mundo.
Quizás sea por ello que este actor de 20 años representa a una nueva esfera de celebridades que aceptan a los hombres y mujeres LGBT simplemente como miembros más de la sociedad, sin diferencias, sin reparos y en total conciencia de los agravios y consecuencias de los malestares que la homofobia y la homo-ignorancia pueden representar.
Sin esperas, Daniel decidió colaborar con The Trevor Porject, una organización de ayuda y concientización sobre el suicidio en el colectivo LGBT, mediante una generosa donación de dinero y su aporte artístico, participando del rodaje de los spots y anuncios de una nueva campaña contra el suicidio de gays y lesbianas.
Recientemente el actor también fue noticia cuando el presentador de los premios Theatregoer’s, James Gorden, lo besó en la boca mientras el joven mago daba su discurso de aceptación, en un gesto espontáneo y divertido para ambos y la audiencia.
Radcliffe ha sido muy honesto y puntual en sus declaraciones sobre su colaboración con el proyecto de The Trevor Project. “No necesitas ser gay para apoyar”, dijo, y agregó “sólo debes ser humano”.
Siempre me ha gustado la mente abierta con la que Daniel trataba la homosexualidad y creo que es algo que muchos heterosexuales podrían aprender de él. También tengo que reconocer que durante un tiempo tuve una adicción absoluta por los libros de Harry Potter (pasaba horas leyéndolos); aunque me hubiera gustado que el personaje se enamorara de un chico. ¿Por qué no hay más personajes en literatura infantil popular que se enamoren de otros chicos y que sea visto como algo normal? Algún día.