No corren buenos tiempos para la magia. Primero, ante los pobres resultados de taquilla, Disney se retira de la producción de la tercera entrega de Las Crónicas de Narnia, lo que casi equivale a su punto final. Después, la Warner anunció la cancelación de la segunda entrega de La Materia Oscura. Nadie quiere arriesgarse con cintas de gran presupuesto y riesgo. Y ahora las tijeras apuntan a Harry Potter...
El principe mestizo no lo ha tenido nada fácil. Primero, las postergaciones por problemas de presupuesto y agenda. Segundo, el dilatado estreno que se fue de noviembre del 2008 a julio de este año (una muy mala estrategia para evadir la confromtación con Crepúsculo). Y ahora la crisis económica, más temible que Lord Voldemort, amenaza la continuidad de la saga, y ante la caída de Narnia y La Materia Oscura, los rumores son preocupantes (al menos para los fans del mago adolescente), y apuntan desde la realización de sólo una de las dos películas restantes. O la amenaza de la cancelación.
En contra de la saga está que no hay más libros de Harry Potter, y eso disminuye la creación de espectadores potenciales, y desalienta a muchos de los actuales. También el hecho de que El Príncipe y las dos (hipotéticas) últimas películas están a cargo de David Yates, cuya Orden del Fénix resultó la más aburrida de las entregas. Y la crisis, que llevará mucho menos espectadores a los cines y al alquiler de DVD.
¿Nos vamos a quedar sólo con los vampiros abstinentes de Crepúsculo?
